El zoo de los deportistas
Hay quien se conforma con tener una mascota en casa. Otros, sin embargo, prefieren tener un zoo.
Los deportistas de élite hacen una vida bastante irregular. Cuidan de su físico y de su alimentación, eso sí, pero están permanentemente de viaje. Algunos, como los pilotos, viven en un motorhome durante nueve meses al año. Otros, como los jugadores de baloncesto, suben y bajan de un avión cada dos días. Los futbolistas también se mueven sin parar, pero, entre los deportistas, quizás sean los que más tiempo pasan en casa.
De todas formas, tanto viaje no impide a nadie tener sus propias mascotas. Y cuando ellos no pueden cuidarlas, se quedan con sus familiares. Los de Álvaro Mejía dicen estar encantados, y eso que el ex jugador del Real Madrid tiene montada en casa una especie de granja. Y no es sólo su famosa y conocida pasión por los caballos, que heredó de su padre cuando era pequeño. Mientras los caballos -tiene unos 12- descansan en varias cuadras de Madrid, Mejía se entretiene con un hurón, llamado Nuka, dos camaleones y una iguana. Nadie sabe quién se encarga de ir a cazar grillos, saltamontes, gusanos de seda, insectos y lombrices, los alimentos favoritos de los camaleones.
El hurón se ha convertido en Estados Unidos en la tercera mascota más habitual después de perros y gatos. Es como un especie de gato que nunca crece. Quizá porque duerme entre 14 y 18 horas diarias. Pese a ello, está lleno de energía y, según dice Mejía, resulta mucho más sociable que los gatos.
En cuanto a extravagancia, nadie es capaz de batir al piloto italiano Valentino Rossi. Durante un tiempo, su mascota fue un pollo llamado Osvaldo. Nadie ha conseguido descubrir todavía si Osvaldo existió de verdad o es solo una de las bromas del piloto de motos.
Osvaldo rememora una pollería que lleva le mismo nombre y que se hizo famosa cuando en 1998 el chico de Tavullia (pequeño pueblo en el que nació Valentino) dio la vuelta de honor en el circuito de Montmeló junto a uno de sus mejores amigos disfrazado de pollo. Pocos meses después contó: "En Tavullia solíamos jugar partidos de fútbol de solteros contra casados y un día se nos ocurrió la idea de poner en las camisetas un patrocinador como en los equipos de verdad y pusimos Pollería Osvaldo, que ni existía ni nada. Era una invención nuestra". Exista o no el pollo Osvaldo, este se ha convertido ya en una seña de identidad del piloto italiano y de su grupo de aficionados.
Sin embargo, los que lo conocen bien saben que la verdadera mascota de Rossi es un bulldog, llamado Guido, con el que, al parecer, el piloto habla cada noche.
Más peligroso que tener un pollo es vivir con una serpiente. Más aún si es una pintón y llega a medir varios metros. La excentricidad de Dennis Rodman, ex jugador de la NBA apodado El Gusano, le llevó a comprarse una serpiente para que le hiciera compañía en casa.
Pero no todo son rarezas. Hay quien se ha conformado con un perro, que, al fin y al cabo, es el mejor amigo del hombre. Es el caso de Robinho, que nada más llegar a España y fichar por el Madrid se compró un precioso Golden Retriever del que nunca se separa. Lo ha llamado La Pedalada, como las magias que sabe hacer el brasileño con la pelota en los pies.
EL PAÍS (Adaptación).
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