miércoles, 26 de noviembre de 2014

EL RECUERDO DE UNA ENFERMEDAD

Sinceramente, yo no soy mucho de tener enfermedades. Pero por supuesto que he estado enferma con enfermedades pasajeras y sin mucha importancia.
Una de las que recuerdo, que seguramente también la habréis tenido vosotros porque es muy común, es la varicela.



La varicela es una enfermedad muy contagiosa, característica de la infancia. De hecho, yo me contagié en la guardería, y se la contagié a la vez a mis dos hermanas.
Se puede contagiar con las lesiones de piel o por vía aérea, al toser o estornudar.



Esta enfermedad es una infección provocada por el virus varicela-foster. La mayoría de los casos se producen en niños menores de 10 años, sin contar las excepciones que pueda haber. Podemos contagiarnos en todas las épocas del año, pero la aparición de la mayoría de los casos se inclina ligeramente hacia invierno y primavera.



Tras el contacto con el virus, el periodo de incubación de la varicela suele durar dos semanas aproximadamente. Pasado este tiempo aparece fiebre moderada durante dos o tres días, cansancio, dolor de cabeza y falta de apetito.
Todo esto seguido de la aparición de manchas rojizas y planas, que van adquiriendo relieve hasta convertirse en ampollas.


Las manchas comienzan a aparecer en el tórax, y se van extendiendo por todo el cuerpo, incluyendo boca, párpados, recto, vagina y vías respiratorias.
En l@s niñ@s san@s se desarrollan unas 500 ampollas aproximadamente. Se trata de ampollas que causan mucho picor y que se rompen con facilidad. Las costras que forman se desprenden y desaparecen en unas dos semanas.


Las personas que pueden tener problemas más graves con la varicela son:
  • L@s niñ@s con problemas de piel; dermatitis o quemadura de sol reciente. Estos niñ@s, si contraen la varicela, pueden llegar a tener 1.500 ampollas.
  • Niñ@s prematur@s o menores de 1 año.
  • Recién nacid@s cuyas madres han sufrido varicela antes o durante el parto.

En el caso de la varicela en un/a niñ@ san@, el propio cuerpo es capaz de combatir la enfermedad. Tan solo se requiere tratamiento para aliviar los síntomas.
Si nos rascamos alguna de nuestras ampollas, se nos quedará su cicatriz, por eso no debemos rascarnos.
Es conveniente aplicar compresas húmedas, y los baños tibios para limpiar las heridas originadas por el rascado.


Existe una vacuna contra la varicela. La vacuna previene la aparición de la enfermedad hasta en un 80% de los casos. De hecho, aplicar la vacuna dentro de las 72 horas tras la exposición al virus es entre un 90 y un 100% eficaz para prevenir la enfermedad.
Los objetivos de esta vacuna son:
  • Evitar la propagación de la enfermedad.
  • Evitar sus complicaciones.


Por suerte, ya hace varios años que yo pasé la varicela. Lo que afirmo es que no se la recomiendo a nadie, aunque un montón de niñ@s ya la han pasado o la van a pasar.

Para acabar, aquí os dejo un vídeo sobre la varicela por si queréis saber más sobre esta enfermedad.


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