Soy
yo, llegué al fin.
Estoy
cambiada,
aunque
sigo siendo, sí,
lo
que tu ya te imaginabas
que
llegaría por aquí.
Ahora
llevo colocada
un
diadema de hada,
de
violetas floreadas
de
margaritas usadas
de
raíces carcomidas
de
hiedras azuladas.
Y
mis cabellos son,
dorados
como el sol,
plateados
con luz de luna,
bañados
con blanca espuma,
largos
como oscuras brumas.
Mis
ojos son,
mariposas
negras en el cielo,
con
centelleos verdes en su vuelo,
con
alas ligeras de rosa,
hermosas
como cualquier cosa,
capaces
de atraparte en su planeo.
Mi
boca es como
un
atractivo pozo,
embaucador
y poderoso,
que
te apresa en su sonrisa,
te
enamora con la brisa
te
desplaza en el tiempo
con
su continuo movimiento.
Mi
rostro es osado,
cosido
de enredaderas
finas
casaderas
de
la porcelana de mi piel.
Mi
cuerpo es un camino,
sin
fin y sin principio,
que
te atrapa y te maneja,
que
te engaña y te camela,
donde
acabas enredado,
en
aromas de cereza,
en
perfumes de acabado.
Mis
manos son capaces,
como
voladores rapaces,
de
crear vida y muerte,
de
aniquilar hasta el más fuerte,
de
reanimar a lo inerte,
de
arrebatar de las manos la suerte.
Permanente
pacisfista,
romántica
y animalista,
natural
de la Tierra,
no
soy nadie ni nada,
y
soy la más importante reina.
Ya
ves que estoy distinta,
en
realidad nunca cambié.
Sabía
que me esperábais
como
yo a vosotros también.
Pues
Primavera soy,
y
nunca dejé de ser.
En
marzo me presento
y
ya en junio me iré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario