lunes, 16 de marzo de 2015

ERES CAPAZ DE.... Mejorar textos

Vas a mejorar la redacción de este texto sustituyendo el verbo hacer por otros verbos de significado más preciso.


TEXTO ORIGINAL

Tiempo libre

Hay muchas actividades que podemos hacer en nuestro tiempo libre. Estas son algunas de ellas:

- Hacer deporte. Es muy sano.
- Hacer crucigramas. Es muy divertido y permite aprender un montón de palabras.
- Hacer una suculenta merienda y compartirla con alguien. También, si te gusta escribir, puedes redactar un cuento o un poema y leérselo a tus amigos.




TEXTO CON EL VERBO HACER SUSTITUIDO POR OTRAS PALABRAS

Tiempo libre

Hay muchas actividades que podemos realizar en nuestro tiempo libre. Estas son algunas de ellas:

- Practicar deporte. Es muy sano.
- Elaborar crucigramas. Es muy divertido y permite aprender un montón de palabras.
- Preparar una suculenta merienda y compartirla con alguien. También, si te gusta escribir, puedes redactar un cuento o un poema y leérselo a tus amigos.



Ahora probaremos con otro texto diferente. Esta vez sustituiremos la palabra "dijo" por otra con un significado parecido.
TEXTO ORIGINAL

Un emotivo reencuentro
Caminaba a paso ligero por la acera, pues las pequeñas gotas de lluvia ya humedecían mi pelo, por una calle no muy frecuentada por mí normalmente, cuando comencé a oír unos taconeos apresurados hacia mí. Tras ello, una suave y conocida voz a mis espaldas me sacó bruscamente de mis pensamientos:
- ¿Sara? - Dijo jadeante la desconocida. Yo me volví rápidamente.
- Perdona... ¿te conozco de algo? - dije yo extrañada.
- ¡Sara, soy yo! ¡Tu inseparable amiga desde que nacimos! Nuestras madres eran como hermanas...- dijo la joven entusiasmada.
- D...da...dal...¿DALIA? - dije yo estupefacta. Ella se lanzó hacia mis brazos. Reaccioné y la abracé todavía más fuerte.
- Creí que no te iba a volver a ver nunca más.... -dije con lágrimas en los ojos.
- Tranquila... Ya sé que desde que mí tío me llevó a Francia al morir mis padres en el accidente ni siquiera nos pudimos despedir, pero yo nunca me olvidé de ti. - dijo Dalia con una sonrisa triste.
- Yo tampoco te pude sacar de mi mente -dije yo cogiéndola de las manos- pero no puedo soportar el pensar que me perdí doce años de tu vida - dije con tono entristecido.
- Dios mío... ¡Has cambiado mucho...! ¡Claro! Si la última vez que te vi tenías doce años y ahora tienes veinticuatro.... -dijo Dalia mirándome fijamente con sus grandes ojos verdes.
- Y tu... ¡madre mía! Estás mucho más alta... ¡y más guapa...! Y... ¡vaya pelazo! ¡ahora te llega hasta la cintura! Como tu siempre soñaste... ¡Pareces una modelo! -dije yo admirada.
- Exactamente.... años después de lo ocurrido me fui a Alemania a estudiar Biología en la universidad, pero, a los diecisiete años, un "caza" me llevó al mundo de la pasarela y tuve que combinar el estudio y los posados. Y ahora, a los veinticuatro, soy modelo y bióloga. -dijo Dalia con una agradable sonrisa- ¿Y tú? Aún no me has contado nada de como te ha ido.
- Verás... Yo no tengo una historia tan fascinante como la tuya... Mi padre murió hace ya siete años, y mi madre se marchó con su marido a Canarias al casarse de nuevo. Estudié como una posesa y ahora soy actriz, escritora, y fotógrafa en mi tiempo libre. -dije sonrojándome.
- Bueno, no recordemos tiempos difíciles... Estuve meses intentando localizarte hasta que al fin lo conseguí, y tuve que discutir con mis jefas para poder venir aquí unos días de vacaciones... -dijo Dalia con voz frágil.
- Oh.... -dije yo abrazándola- Bueno, ¿que tal si nos acercamos a un restaurante y me cuentas más tranquila? Seguro que tendrás hambre. Además, está empezando a llover. -dije yo.
- ¡Ah...! -dijo Dalia- ¡Perfecto!
Comenzamos a caminar juntas en dirección al transitado cruce que cortaba la calle.
- Todavía no me creo que estés aquí... -dije yo mirándola con cariño.

 

TEXTO CON EL VERBO DECIR SUSTITUIDO CON POR OTRAS PALABRAS

Un emotivo reencuentro

Caminaba a paso ligero por la acera, pues las pequeñas gotas de lluvia ya humedecían mi pelo, por una calle no muy frecuentada por mí normalmente, cuando comencé a oír unos taconeos apresurados hacia mí. Tras ello, una suave y conocida voz a mis espaldas me sacó bruscamente de mis pensamientos:
- ¿Sara? - preguntó jadeante la desconocida. Yo me volví rápidamente.
- Perdona... ¿te conozco de algo? - contesté yo extrañada.
- ¡Sara, soy yo! ¡Tu inseparable amiga desde que nacimos! Nuestras madres eran como hermanas...- explicó la joven entusiasmada.
- D...da...dal...¿DALIA? - tartamudeé yo estupefacta. Ella se lanzó hacia mis brazos. Reaccioné y la abracé todavía más fuerte.
- Creí que no te iba a volver a ver nunca más.... -declaré con lágrimas en los ojos.
- Tranquila... Ya sé que desde que mí tío me llevó a Francia al morir mis padres en el accidente ni siquiera nos pudimos despedir, pero yo nunca me olvidé de ti. - expresó Dalia con una sonrisa triste.
- Yo tampoco te pude sacar de mi mente -enuncié yo cogiéndola de las manos- pero no puedo soportar el pensar que me perdí doce años de tu vida - manifesté con tono entristecido.
- Dios mío... ¡Has cambiado mucho...! ¡Claro! Si la última vez que te vi tenías doce años y ahora tienes veinticuatro.... -objetó Dalia mirándome fijamente con sus grandes ojos verdes.
- Y tu... ¡madre mía! Estás mucho más alta... ¡y más guapa...! Y... ¡vaya pelazo! ¡ahora te llega hasta la cintura! Como tu siempre soñaste... ¡Pareces una modelo! -afirmé yo admirada.
- Exactamente.... años después de lo ocurrido me fui a Alemania a estudiar Biología en la universidad, pero, a los diecisiete años, un "caza" me descubrió, llevándome al mundo de la pasarela, y tuve que combinar el estudio y los posados. Y ahora, a los veinticuatro, soy modelo y bióloga. -relató Dalia con una agradable sonrisa- ¿Y tú? Aún no me has contado nada de como te ha ido.
- Verás... Yo no tengo una historia tan fascinante como la tuya... Mi padre murió hace ya siete años, y mi madre se marchó con su marido a Canarias al casarse de nuevo. Estudié como una posesa y ahora soy actriz, escritora, y fotógrafa en mi tiempo libre. -conté sonrojándome.

- ¡Vaya súperwoman que estás hecha! Yo estuve meses intentando localizarte hasta que al fin lo conseguí, y tuve que discutir con mis jefas para poder venir aquí unos días de vacaciones... -señaló Dalia con voz frágil.
- Oh.... -suspiré yo abrazándola- Bueno, ¿que tal si nos acercamos a un restaurante y me cuentas más tranquila? Seguro que tendrás hambre. Además, está empezando a llover. -propuse yo.
- ¡Ah...! -opinó Dalia- ¡Perfecto!
Comenzamos a caminar juntas en dirección al transitado cruce que cortaba la calle.
- Todavía no me creo que estés aquí... -confesé yo mirándola con cariño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario