Un día cualquiera
Ya son las nueve y media. El maestro ya ha explicado a sus alumnos lo que tienen que hacer para mañana. Ramón se dispone a sacar una hoja para empezar a hacer los deberes.
No está muy seguro de las tareas que hay que hacer, pues mientras el maestro hablaba, él estaba distraído dibujando en el pupitre un humano corriendo entre la hierba. Así ha pasado el rato, por eso no se ha enterado. Le pregunta a su compañero Jonathan. Éste le dice los ejercicios de matemáticas y lengua, de conocimiento no hay nada.
Después, tras dos horas, sale al recreo. Hoy toca jugar a fútbol. A él se le da muy bien, además, le gusta mucho este deporte. A veces siente que a través de él desconecta del mundo y solo se concentra en el juego.
De repente, el balón le da bruscamente en la cabeza. No le hace ningún daño, pero se enfada un poco porque le ha pillado de sorpresa y, porque debido al golpe se le han caído las gafas.
- "Ya he tenido bastante fútbol por hoy"- Piensa Ramón en voz alta.
Recoge las gafas y se aleja de la pista dándole un fuerte mordisco a su bocadillo. Mientras camina va pensando. Hoy tiene muchas cosas que hacer.
Los deberes de lengua tratan sobre el verbo, el adverbio y la mayúscula. "Ayer ya hice el ejercicio cuatro, y hoy hago los ejercicios cinco, seis y siete" piensa Ramón. De pronto, se oye el ensordecedor ruido de la sirena del colegio. Ramón observa que las filas ya se están colocando, y corre hacia la suya.
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