La Tierra se calienta gracias a la energía que recibe del Sol. A su vez, la Tierra emite parte de esa energía al espacio. Sin embargo, algunos gases de la atmósfera, como el dióxido de carbono, impiden que esa energía escape y la devuelven de nuevo a la superficie terrestre. Como consecuencia, la temperatura del planeta es cálida y adecuada para los seres vivos. A este fenómeno se le llama efecto invernadero, porque la atmósfera actúa como el vidrio de un invernadero: hace que se caliente el interior.
2. La lluvia ácida
Cuando se queman carbón o combustibles derivados del petróleo, con el humo se emitan a la atmósfera algunas sustancias que se disuelven en el agua de lluvia y dan lugar a la lluvia ácida. Esta lluvia es perjudicial para las plantas, deteriora los lagos y daña los monumentos.
Se puede evitar instalando filtros en las salidas de humos, gastando menos energía o empleando combustibles más limpios, como el gas natural.
3. Los residuos radiactivos
Un tipo especial de contaminantes son los residuos radiactivos, que se producen en las centrales nucleares y se almacenan en ellas. Estos residuos emiten unas radiaciones que, si llegan a los seres vivos, les causan enfermedades graves.
Algunos residuos tardan miles de años en perder su peligrosidad. Aún no se ha resuelto totalmente qué hacer con este tipo de residuos.
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