lunes, 24 de marzo de 2014

La excursión a los talleres participativos de el Vadillo - Castril (Sierra de Cazorla).


En esta excursión he aprendido muchas cosas. Querían que aprendiéramos sobre el reciclaje, a cuidar la fauna y la flora de nuestros bosques...
El viaje de ida duró aproximadamente una hora u hora y media. Hubo algunos niños que vomitaron, pero por lo demás nada fuera de lo normal. Aunque David, un compañero nuestro que está en silla de ruedas, es la primera vez que viaja en el autobús con nosotros, ya que la silla de ruedas no se podía subir en el otro autobús. Pero esta vez se ha podido montar gracias a una especie de plataforma que subía y bajaba. También fueron los niños de quinto y sexto del colegio C.E.I.P Jose Luis Verdes, y los de otros pueblos.


Cuando llegamos había una fuente cubrida completamente por el musgo. Cuando ya habíamos bajado todos nos dieron a cada uno un trozo de rama de árbol en forma de círculo y nos escribieron nuestro nombre. La primera monitora que nos guió fue María del Mar, que llevaba un carné colgado del cuello con su nombre, al igual que los otros monitores.
Había varios edificios. Primero fuimos a los servicios de uno de los edificios. En la entrada había un grandísimo tronco de árbol, expuesto allí y con fotos del momento en que lo talaron. También colgaba del techo un gran águila con las alas extendidas.
 

Cuando salimos nos dirigimos hasta la parte de atrás. Allí había varios trabajadores, entre ellos también una chica que eran los encargados de talar los árboles necesarios. Nos dejaron probar la motosierra, eso sí; con la supervisión y ayuda de ellos y con el casco de protección puesto. También había un gran tronco de árbol, y al lado expuesto un maniquí con la ropa que utilizaban en su trabajo. Nos explicaron más a fondo a lo que se dedicaban y como utilizaban sus herramientas. También, a escasos metros de nosotros había cuatro tractores, uno rojo, otro azul y dos verdes. Tan solo uno de ellos funcionaba, (pero no estaba en marcha) los demás eran viejos. Solo estaban expuestos para que los viésemos, y nos echamos todos muchas fotos con los tractores. También conocimos a Lucas, un niño pequeño hijo de una trabajadora de allí.

Tras esto nos dirigimos hasta un extenso recinto vallado que estaba al lado. Allí conocimos a Jeniffer, Patricia y Laura, tres de las monitoras que trabajaban allí. Dijeron que formáramos un corro y, con una piña que hacía de micrófono, nos la íbamos pasando y teníamos que contestar a la pregunta que nos había hecho Laura: "¿Porqué creéis que es bueno reciclar para nuestros bosques?". Muchos pasaron el micrófono (la piña) y no contestaron, pero otros si dijeron buenas respuestas.
Después seguimos en corro y jugamos a un divertido juego; consistía en que a uno de nosotros nos colocaban un papelito en la espalda con un nombre de algún animal del bosque escrito en él, pero el que lo tenía no podía saber qué animal era. Tenía que ir preguntando a los compañeros para acertarlo, por ejemplo: "¿Tengo alas?" o "¿Soy un cuadrúpedo?". Después paramos un rato a desayunar, y seguimos jugando.
El siguiente juego trataba sobre los contenedores de reciclaje. Era como el pañuelo pero diferente: había puestos cuatro troncos en el medio y cada uno simbolizaba un contenedor; uno tenía una bolsa de plástico gris que simbolizaba el contenedor de residuos orgánicos, otro tenía varias pilas para simbolizar el contenedor rojo, el de las pilas, otro tenía una caja que simbolizaba el contenedor del cartón y el papel, el azul, y el último tenía una botella de plástico que simbolizaba el contenedor amarillo, el del plástico. A cada uno le ponían un número y, cuando decían el número también decían el contenedor al que tenías que ir, por ejemplo; si decían !el cuatro contenedor amarillo! Pues salías corriendo y tenías que coger la botella de plástico, que es la que simbolizaba el contenedor amarillo.


Mientras que nosotros participábamos en esto, los niños de sexto hacían manualidades. Cuando acabamos, antes de irnos a la siguiente actividad, nos dieron el carné de defensor del bosque con nuestros nombres. Cuando terminamos de jugar, nos cambiamos por los de sexto y comenzamos a hacer monederos con cartones de leche, gafas, parches y flores con los cartones de los huevos. Cuando acabamos con la actividad nos dieron una pequeña bolsa llena de gominolas. 


Después nos dirigimos al lugar en donde curaban a los animales. Había dos trabajadoras que nos explicaron qué debíamos de hacer si nos encontrábamos a un animal herido, también nos enseñaron los chips que le colocaban a las aves por si les pasaba algo poder localizarlas... Y lo más guay que nos enseñaron fue un águila culebrera a la que le faltaba la mitad de un ala y ya no la iban a poder soltar más, porque no sabría valerse por sí misma. Tenía puesto una especie de antifaz para que no viera y no se asustara. También vimos unas radiografías de animales que se habían herido gravemente.


Después un hombre nos guió hasta otro edificio que tenía escaleras, nos llevó hasta un pequeño invernadero al aire libre donde plantamos tomates nosotros mismos con ayuda de dos monitores. Primero removíamos la tierra con la azada, después, con un palo que nos dejaba uno de los monitores, lo hincábamos en la tierra y comenzábamos a mover el palo hincado en forma de círculos para que cupiera la planta. El trozo de tierra lo metíamos en el agujero que acabábamos de hacer y ¡ya está! En el suelo no había tierra, había chinas para que no crecieran malas hierbas, pero en el trozo en el que estaba la planta sí había tierra.


A continuación bajamos del edificio y nos reunimos con los compañeros que ya habían plantado su tomate. Allí le estaban enseñando a los de otro curso la lechuza y otro pájaro. También nosotros aprovechamos para escuchar y tomar fotos a las aves. Después nos colocamos en el bordillo de la acera de la calle junto a otros cursos que estaban también colocados por los alrededores porque iban a hacer una exhibición con los pájaros. Esperamos con gran expectación a que comenzara la actuación. Tras unos minutos guardamos silencio y salió un monitor con una de las aves. En el lado opuesto había otro hombre, cuando este pegaba un silbido o hacía cualquier gesto, el pájaro volaba y planeaba a escasos centímetros del suelo para volver hasta él. Después ocurrió lo mismo solo que el hombre cada vez se alejaba más. Tras un rato sacaron a la blanca lechuza. Con esta hicieron lo mismo, pero sacaron a varios espectadores para que probaran ellos también con el ave, uno de ellos fue Miguel Ángel, que salió dos veces porque en la primera la lechuza no venía hasta él, pero en la segunda ya sí surtió. También ocurrió que en uno de sus vuelos se posó en la cabeza de una mujer. Por último sacaron al águila, que también estuvo muy chula.


Después, a las una pasadas, nos dieron merienda, había bocadillos de jamón york y queso, sin corteza y con corteza, y de bebida Fanta de limón y de naranja y Coca Cola.

A continuación nos fuimos a una gran explanada al aire libre rodeada de árboles, y también aunque más abajo pasaba un río. Ayudamos a bajar sillas de un remolque porque los mayores se tenían que sentar, y nos mostraron como una especie de tractor (con el que nos habíamos echado antes muchas fotos y que estaba con los otros tres) tiraba de dos troncos de árboles larguísimos hacia arriba de la cuesta. Cuando los subió, pasó sus enormes ruedas por encima de ellos, muchos pensamos que se iba a caer porque al pasar encima se inclinaba hacia la empinada cuesta. Cuando Javi, el trabajador que conducía la máquina se bajó del tractor, se montó un hombre y una mujer. Parecía que no le temían a nada porque subieron y bajaron la cuesta con total normalidad a una velocidad que, bueno. Y pasaron también muchas veces por encima de los troncos. Después se montó de nuevo Javier y eligió a un niño para darle una vuelta también con la máquina.



Después, antes de montarnos de nuevo en el autobús fuimos otra vez a los servicios del principio y ya regresamos al autobús para volver a casa. Nos lo pasamos genial, aprendimos mucho y no olvidaremos esta experiencia a los talleres participativos de el Vadillo - Castril.

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